Comenzamos la vida con una misión, ser mejores. Ser mejores personas, mejores amigos, ser, en definitiva, mejores seres humanos. Cuando éramos pequeños nuestros padres nos lo repetían cien mil veces, “cómete toda la comida”. Siempre más, siempre hasta el final. Y, realmente, seamos conscientes de ello, o no, todos estos sermones nos han servido para convertirnos en lo que somos hoy.
Gracias. Gracias, por los besos de papá en tu ombligo, por sostener nuestros primeros pasos, por las sonrisas, por sujetarnos en la bañera, por el colacao de mediatarde, por los mejores bocadillos de todo el recreo, por los besos de buenas noches, por el Dalsy a todas horas, por no quitarnos los dibujitos a la hora del telediario, por la paciencia, por respetar nuestras decisiones, por apoyar nuestras metas y sueños, y por los abrazos, y tortazos. Gracias por tener siempre el mejor de los consejos. Sabemos que no ha sido fácil y que, en numerosas ocasiones habéis dejado de lado muchas cosas, hasta el punto de cambiar vuestra vida sólo para dejar paso a nuestra felicidad. De hecho, de una manera u otra, aquí estáis, dejando claro, una vez más, que siempre formaréis parte del camino que juntos y agarrados de la mano, comenzamos a recorrer. Nuestra felicidad, no es otra que ver cómo vuestra sonrisa decora este día tan especial. Cerrando así una de las tantas etapas que construyen nuestra historia, la historia de nuestra vida. Papá, mamá, gracias por estar aquí.
Nos dijeron que la Universidad sería el mejor tiempo de nuestra vida. Que conoceríamos a las mejores personas, que nos enamoraríamos; que aprenderíamos a ver las cosas de otra manera y que viviríamos y sentiríamos como nunca antes lo habíamos hecho. También decían que llegaríamos a conocernos mejor a nosotros mismos, que exploraríamos terrenos en los que jamás imaginamos vernos... Y, lo mejor de todo, es que tenían razón.
Muchísimas asignaturas nos han enseñado cómo encuadrar perfectamente un plano o a cómo reconocer una buena fotografía. Nos han puesto infinidad de ejemplos de las mejores instantáneas de la historia. Pero, la mejor fotografía que te llevas, y de la que, sin duda, no te vas a olvidar jamás, no es otra que aquella en la que estás con tus amigos sonriendo. No hay mejor fotografía que esa. Y sí, la verás dentro de 10 años y pensarás “yo estuve allí, con ellos y fui muy feliz”. Pensad en un momento concreto de estos cuatro años. […] Seguro que algunos recordaréis la mejor fiesta, otros el mejor consejo, el mejor abrazo… cualquier cosa que recuerdes será un claro ejemplo de que, tú, estuviste allí. Formaste parte de algo grande.
También recordaremos el día de hoy; y pensaremos en lo guapísimos que estábamos todos. Guapísimos y radiantes para disfrutar este día al máximo. Un día que ojalá fuera el más largo de nuestra vida. Recordarás y dirás: estuve allí, y no estuve solo, estuve rodeado de las mejores personas, mis amigos. Porque está claro, todos tenemos muchas historias, pero estas historias no significan nada si no tienes a quien contárselas.
Empezamos la carrera, allá por 2008, pensando que lo teníamos todo, que nuestro círculo de verdaderos amigos estaba cerrado. Sin embargo, poco a poco, y cuatrimestre tras cuatrimestre, hemos ido conociendo a compañeros que se han ido convirtiendo en pilares fundamentales de nuestra vida; Y que, a día de hoy, podemos referirnos a ellos como “mejores amigos”. Hoy, nuestros caminos se separan, al menos por un tiempo. Hoy, partimos en la búsqueda de nuestras metas e ilusiones. Pero no hay que preocuparse. Estos lazos que hoy nos unen, no los van a romper ni la distancia ni el tiempo, seguiremos unidos, en persona, o en el recuerdo, porque si de algo podemos estar seguros, es que, esto que ha crecido en cada uno de nosotros, es un sentimiento puro y verdadero.
Todos somos el resultado de nuestras decisiones, qué ropa te pones, qué carrera estudias, a quién amas.. a nosotros, las decisiones nos han traído hasta aquí, y creo que no me equivoco si digo que todos y cada uno de nosotros estamos orgullosos de ello. Pero cuando tienes todo encauzado, independencia, rutinas diarias que no quieres perder, amigos que ya son parte de tu familia, años cargados de experiencias irrepetibles a tu espalda… y crees que ya puedes dejarte llevar, la vida te sorprende de nuevo con una segunda oportunidad que lo cambia todo. Un nuevo paso a seguir, una nueva decisión a tomar. Decidir entre algo bueno y algo que siempre has deseado, es racionalmente imposible. Y esa es la dificultad a la que ahora todos nos enfrentamos. “¿qué hacemos? ¿cómo seguimos?”. Está claro que esas son las preguntas que rondan nuestras cabezas últimamente, y es que el miedo a dar pasos en balde y volver a dejar nuestra actual vida atrás, está presente en todo momento. Y lo cierto es, que un día dimos el paso de estudiar Comunicación Audiovisual, aquí, en Málaga, y dejar todo para seguir adelante en nuestro camino. Y hoy somos felices. Miráos todos sonriendo, alguno que otro llorando… pero contentos, contentos porque la decisión que ese día tomamos fue totalmente acertada, y ese es, precisamente, el motivo de nuestro orgullo y celebración.
Umberto Eco decía “la base de toda buena relación es la comunicación”. Aprendemos muchísimas cosas a lo largo de la vida, algunas las olvidamos y otras las recordamos para siempre, como el hablar. Aprendemos a hablar y nunca dejamos de hacerlo. El ser humano necesita expresarse, necesita relacionarse, necesita sentirse escuchado, presente ante los ojos de alguien... No sólo nos comunicamos mediante el lenguaje verbal. En la mayoría de las ocasiones hay cosas que hablan por sí solas, como las miradas. Estamos totalmente convencidos de que a lo largo de este acto, habéis estado en algún momento buscándoos con la mirada, en ese preciso instante, en ese preciso segundo sabéis que estos cuatro años de carrera han merecido la pena. Cuando dos personas se buscan, y se encuentran, todo lo recorrido, y vivido, queda plasmado en una especie de imagen mental, que si bien, es efímera, durará para toda la vida.
Hoy, se cierra otro libro, con un hasta luego en la maleta, con la satisfacción de saber que hemos aprendido, sonreído, de saber que hemos querido… Lo que vamos a ser el día de mañana, hoy por hoy, no lo sabemos. Podemos hacernos mil preguntas como esta, pero hasta que no llegue el momento, no encontraremos la respuesta. Quizás el que está sentado ahora a tu lado se convierta en un aclamadísimo productor, quizás aquella niña tímida que te prestó un boli se convierta en la siguiente Meryl Streep o que tu mejor amigo consiga hacer realidad su sueño de formar parte de una super producción. Quizás sí, quizás no; no lo sabemos. Sólo esperamos que, sea como sea, encontremos nuestro sitio, el lugar al que pertenecemos. Ojalá el día de mañana nos despertemos sabiendo a ciencia cierta, que, después de un larguísimo camino, hemos conseguido aquello que una vez nos propusimos ser. Puede que sea cuestión de suerte o, simplemente destino. Nunca se sabe qué encontrará uno tras una puerta -quizá en eso consista la vida: en girar pomos-. No importa cómo sea, ni cuándo, abrirás la puerta correcta. Y cuando la traspases, te darás cuenta. Habrás encontrado tu destino; habrás dado un nuevo paso en tu camino… pero nunca podrás olvidar que, un día, formaste parte de algo muy grande, que un día, tú, todos, y cada uno de vosotros….
Estuvisteis aquí.
Gracias.
Y suerte.
Juan Carlos Campos & Juan Manuel Fernández